Anécdotas históricas seleccionadas

Anécdotas históricas seleccionadas

Dicen que fue el sabio Rey Alfonso X el que, a causa de una enfermedad que le obligaba a tomar pequeños bocados entre horas, con pequeños sorbos de vino, instauró en España la costumbre de tomar el aperitivo. Y es que, una vez repuesto, dispuso que en los mesones de Castilla no se despachara vino si no era acompañado de algo de comida.
Nacieron así las “tapas”, cuyo nombre se remonta a esta época, y se origina por el vaso o jarra de vino que se servía “tapado” con una loncha de jamón, fiambre o queso, y que cumplía una doble finalidad: evitar que cayeran impurezas o insectos en el vino y facilitar al cliente “empapar” el alcohol con un alimento sólido.
En nuestros días, la tapa y el aperitivo siguen siendo una tradición muy arraigada que se ha convertido en todo un arte, y que incluso el resto de países están comenzando a imitar.

La Polaca Marie Curie (única ganadora de dos premios Nobel -física y química-) descubrió junto a su marido que determinados tipos de piedras desprendían sin disminuir aparentemente su masa cantidades extraordinarias y constantes de energía. Llamó a este fenomeno «radioactividad» (tras Einstein se encontraria la explicación al fenómeno: se transformaba masa en energía con una eficacia extraordinaria) y descubrió durante el trascurso de estos trabajos dos nuevos elementos: Polonio y Radio. La «radioactividad», fuente extraordinaria de energía, se consideraba entonces casi algo «milagroso» y se incluían elementos radioactivos en elementos como la pasta de dientes o el agua.
Hasta bastantes años después no se descubrieron las terribles consecuencias de la exposición a elementos radiactivos pero tanto Pierre Curie como Marie Curie sufrieron sus trágicas consecuencias, radiopatía, y a día de hoy hasta los libros y cuadernos de Madame Curie, que murio de leucemia, tienen que estar protegidos en cajas de plomo (aún son demasiado peligrosos por su contaminación radioactiva, que aún perdura) y no pueden usarse normalmente.

Luis XVI, Rey de Francia, impresionado porque un adivino había vaticinado la muerte de una dama de la corte en 8 días y había acertado, decidió llamar a este adivino para ponerle a prueba y como buen capullo, no se le ocurrió mejor manera que pedir a sus criados que lo mataran en cuanto hubiera contestado la pregunta que iba a formularle.
El Rey preguntó: ¿Cual es tu destino y cuanto tiempo vivirás?
Pero el astrólogo, de manera más inteligente, contestó: Moriré tres días antes que Vuestra Majestad
El monarca no tuvo valor para asesinarle. Con lo desconocido más vale no jugar, por si lo hay…

La verdadera batalla de «300»

Tras retirarse de Tesalia en lo que intentó ser un ataque preventivo, varias polis griegas se “aliaron” a Persia. Por esta razón se organizó una junta en Corinto a la que asistieron aproximadamente 30 ciudades para dialogar sobre como detener a los persas. Desafortunadamente las peleas internas dividían la decisión, sin embargo Temistocles logró convencerlos de formar un ejército combinado al mando de los espartanos que detuviese a los persas en la “Puerta de Grecia”, es decir las Termópilas, cuya geografía anulaba la superioridad numérica de Jerjes.
Por motivos religiosos Leonidas no pudo conseguir el ejército cuando lo solicitó, y temiendo que la espera hiciera que los persas crucen el estrecho de las Termópilas se lanzó en una misión suicida empleando a su guardia personal de 300 hombres, 600 esclavos ilotas -2 esclavos por cada espartano- 700 tespios, 400 tebanos y un combinado de hombres de otras polis que en total llegaban a unas 7 mil unidades. Enfrentándose a un ejército de entre 250 mil y 400 mil persas.
Al llegar Jerjes esperó cuatro días a que los griegos depusieran las armas -tiempo que Leonidas aprovechó para fortificar las murallas de la fortaleza-. Al ver que los griegos no se asustaron por sus tropas envió a un emisario que les exija deponer las armas, a lo que Leonidas respondió con la que se convertiría en la frase más famosa de la historia militar: Μολων λαβε -Ven a buscarlas tu mismo-. Acto seguido comenzó la batalla.
La excelente formación espartana y la geografía hicieron que fila tras fila de persas fuera derrotada por los griegos, que apenas sufrieron bajas. Jerjes, enfurecido porque esto suponía un fortísimo golpe a la moral de su ejército, envió a su élite bélica: Los Diez Mil Inmortales, pero el resultado fue prácticamente el mismo. A pesar de que los griegos comenzaban a cansarse tras días de lucha, ninguno cedía ni un solo centímetro.
El principio del fin llegaría a causa de un traidor, Efialtes, que le mostró a Jerjes un paso oculto que éste utilizaría para rodear a los Griegos. Tras enterarse de ésto, Leonidas le ofreció a quien no quisiera morir la posibilidad de retirarse y sólo su guardía de 300 hombres y unos 1000 griegos más, que decidieron morir junto a los espartanos, permanecieron fieles. La batalla fue cruenta y en ella morirían heroicamente casi todos los griegos, de los solo dos lograrían sobrevivir.
La importancia de Termópilas fue fundamental, ya que además de ganar un tiempo vital sirvió de inspiración para los griegos, que emocionados por la actitud heroica de Leonidas finalmente lograron derrotar a los Persas, siendo la batalla de Salamina el punto final a las intenciones persas sobre Grecia.
Más en Wikipedia: la Batalla de las Termópilas

Energía

Un joven suizo que había sido un mediocre estudiante, que no tenía ninguna vinculación Universitaria, acceso alguno a ningún laboratorio y que no había disfrutado del uso de ninguna biblioteca que no fuera la de la oficina de patentes de Berna (donde trabajaba como oficinista burocráta de tercera) consiguió que uno de sus artículos sobre física apareciera publicado, en 1905, en la revista científica alemana «Annalen der Physick», publicación a la que había enviado un total de 5 artículos de los que posteriormente 3 se convertirían en los más importantes jamás escritos en la historia de la física:
– El primero analizaba el efecto fotoeléctrico por medio de la nueva teoría cuántica de Planck, revelaba la naturaleza de la luz e hizo posible, entre otras muchas cosas, inventos como la televisión.
– El segundo analizaba el comportamiento de las partículas en suspensión y supuso la demostración real de la existencia de los átomos.
– El tercero cambiaría el mundo. Suponía el principio de la Teoría de la Relatividad y daría lugar meses después a su famosa fórmula E=mc2, que quiere decir que la energía de un cuerpo en reposo (E) es igual a su masa (m) multiplicada por la velocidad de la luz (c) al cuadrado. Como Einstein, que era el nombre de ese joven oficinista, explicaría más tarde, hay una cuantía enorme de energía en cualquier cuerpo material, incluídos nosotros mismos.

Según ésto no hace falta que seas demasiado grande, gordo o alto para contener en la estructura de tu cuerpo un mínimo de 7×1018 julios de energía potencial… Suficiente (si supieras liberarla) para estallar con la fuerza de 30 bombas H enormes. Todas las cosas tienen ese tipo de energía atrapada dentro de ellas, lo único que pasa es que no sabemos extraerla y hasta una barra de uranio de las que se usan en las centrales nucleares (la cosa más energética que la humanidad ha conseguido fabricar hasta ahora) libera menos del 1% de la energía que podría liberar si fueramos un poco más inteligentes.
La teoría de Einstein demostraba así cómo las estrellas podían arder miles de millones de años sin agotar su combustible, proporcionando por fin a los geólogos, biólogos y astronomos los millones de años de antiguedad que se necesitaban para dar sentido a multitud de teorías; también resolvía el problema del «eter luminífero» dejando claro que el Universo no lo necesitaba y que por tanto no existía. El problema es que los físicos no suelen hacer caso a lo que escriba un oficinista y pese a que Einstein acababa de resolver algunos de los misterios más profundos del universo fue rechazado como profesor universitario, fue después también rechazado como profesor de secundaría, y al final tuvo que volver a su antiguo trabajo de inspector de tercera en aquella pequeña oficina de patentes donde pese a todo siguió «pensando».
Einstein brillaba tanto por sí mismo que al final terminó por salir de la sombra, ¿pero cuantos genios y cosas habrán existido sin que nadie se haya nunca dado cuenta? No es la energía lo único que no sabemos manejar correctamente, ¿no creeis?

Libertarios

Oye, tú, cabrón, te voy a arrancar la piel a tiras; te voy a tirar siete tiros, FASCISTA de mierda. Si eres hombre, ven aquí. Ven tú aquí si tienes huevos, enano, borracho, cabrón. Dos cosas te voy a decir, cabrón, creo en la lucha armada como única solución. Seguiré hasta que me muera o hasta que me maten. Parásito, perro. Sois unos cobardes.» (Un asesino de la ETA Al Presidente del Tribunal que lo juzgaba, Alfonso Guevara)

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