He llegado procrastinando a un artículo sobre el sueño que me ha parecido bastante interesante, quizás porque siempre he considerado dormir una cómoda pérdida de tiempo (excepto algunos sábados, yo no suelo estar más de 5 horas en la cama).
Es cierto que aunque dormir es agradable impide hacer todas esas cosas divertidas y mucho más interesantes que se pueden hacer despierto; pero en este resumen del artículo que os pongo aquí se explican algunas funciones bastante curiosas y se profundiza en lo importante que es un buen descanso. Por si os interesa, aquí va…
Lo que el cerebro hace mientras dormimos
Gastamos casi un tercio de nuestras vidas durmiendo y no sabemos por qué ni para que. Pero debe existir una razón muy poderosa ya que tanto los mamíferos como las aves e incluso los insectos duermen. Una rata que no duerme se deteriora progresivamente y muere antes de 20 días.
El cerebro no descansa ni siquiera mientras dormimos, las neuronas no duermen y de hecho continúan una febril actividad, pudiendo detectarse pulsos eléctricos sincronizados que viajan continuamente en la superficie cerebral, manteniendo conectada la actividad neuronal.
Existen 2 teorías para dar sentido a eso
Midiendo la actividad eléctrica del cerebro durante el sueño, se puede observar que esta no es homogénea. Hay un sueño con ondas de actividad eléctricas lentas, que dominan durante las primeras horas del sueño y otro segundo ciclo REM, caracterizado por un rápido movimiento de ojos y ondas cerebrales rápidas y desorganizadas, que es cuando generalmente se sueña.
– La mayor parte de los especialistas piensan basándose en diversos experimentos que durante el sueño el cerebro refuerza experiencias del día para fortalecer la memoria.
– Otros sugieren que la memoria y otros beneficios cognitivos sólo son efectos colaterales de la verdadera función del sueño. La principal sería tranquilizar a las sinapsis que durante el día se han llegado a sobre excitar y necesitarían reorganizarse antes de iniciar la nueva vigilia. «Reiniciar el cerebro»
El sueño y la memoria: primera teoría
La memoria es parte integral de lo que es la persona. Es indispensable para desarrollar nuestra inteligencia y formar nuestra personalidad. Se necesita aprender y recordar para asegurar nuestra subsistencia y para relacionamos con los otros. (Offtopic: Recomiendo película Memento)
Durante los estados de vigilia continuamente percibimos sonidos, olores, objetos y hechos pero como no todo lo que nuestros sentidos perciben queda grabado en nuestra memoria es necesario calcular la importancia de las cosas para saber qué debe ser o no recordado. Para los que defienden la primera teoría ese necesario ordenamiento ocurriría durante el sueño.
Bruce McNaughton y Matthew Wilson de la Universidad de Arizona, Tucson, durante los años de la década 1990-2000 detectaron la actividad eléctrica de neuronas a las que denominaron «lugares cerebrales» ubicados en el hipocampo de las ratas. Estas neuronas tenían una afinidad para localizaciones específicas, de modo que cuando la rata corría dentro de su entorno, un determinado lugar de células del hipocampo se activaba. Si la rata tomaba una ruta diferente en su recorrido, eran otros los lugares celulares que se activaban. En investigaciones complementarias posteriores comprobaron que durante el sueño de la rata se activaban precisamente los mismos grupos celulares que durante la vigilia se habían estimulado mientras la rata los había recorrido, como si el animal repitiera estas etapas durante el sueño.
Lo mismo que ocurre en ratas también se ha comprobado en los humanos. Pierre Maquet y sus colaboradores registraban diversas áreas cerebrales en la medida que se estimulaban durante el desarrollo de un test complejo.
Luego, en estas mismas personas, estudiaban la actividad cerebral durante el sueño REM, comprobando que se activaban las mismas áreas cerebrales que antes se estimulaban durante el proceso de aprendizaje. Con estos resultados los autores concluyeron que durante el sueño se ayuda a grabar el proceso de aprendizaje (la memoria) en forma permanente.
Los hallazgos de Born calzan con la creencia de que el cerebro archiva la memoria a largo plazo en un lugar alejado, proceso que los neurocientistas llaman «consolidación de la memoria». De acuerdo a esta hipótesis, la memoria primero se codifica en el hipocampo, y en cuestión de horas o días, se transfiere la información a la corteza cerebral en un almacenaje de largo tiempo. Muchos hechos evidentes apoyan este escenario, y entre ellos las observaciones de personas que han sufrido amnesia después de un daño del hipocampo, pueden aún recordar acontecimientos y hechos previos al daño, aun cuando no son capaces de formar nuevas memorias. En estos pacientes la memoria antigua debe residir en alguna otra parte diferente al hipocampo, en la neocorteza.
Algunos investigadores sospechan que la función del cerebro va más allá de simplemente fortalecer la memoria durante el sueño. Voluntarios sometidos a un test complejo, después de una noche de sueño tienen nuevas iluminaciones que les permiten resolver problemas mucho mas rápidamente a diferencia de aquellos que no han dormido durante la noche.
Existe una creciente aceptación de que durante el sueño existe un proceso de aprendizaje activo«, dice Wilson.
«Hay evidencias de que durante las diferentes etapas del sueño se consolidan diferentes tipos de memoria«. Algunos estudios han encontrado que durante el sueño REM el cerebro procesa memorias con fuertes componentes emocionales. Según Walter, «el porqué de estas divisiones no está en absoluto claro«.
Tucson, afirma que «el mismo sistema que usamos para recordar, también lo usamos para construir posibles alternativas futuras«. Es decir, el hipocampo tiene un rol mucho mas amplio en lo cognitivo de lo que hasta ahora se había imaginado. Los enfermos con amnesia por daño del hipocampo, también tienen dificultades para imaginar las posibles experiencias futuras.
Durante el sueño suceden aún más cosas: segunda teoría
Otros investigadores no comulgan con la idea de que la actividad primaria del cerebro durante el sueño tenga sólo la misión de reforzar experiencias recientes. Giulio Tononi, un neurocientista de la Universidad de Wisconsin, Madison, ha elaborado una hipótesis muy diferente. Él propone que el objeto del sueño, por lo menos en lo que al cerebro se refiere, es debilitar las conexiones nerviosas interneuronales que se establecen durante el día.
Desde el punto de vista de Tinoni, durante el día las conexiones sinápticas entre las neuronas se van haciendo progresivamente más fuertes. Se trata de un proceso fisiológico por el cual las neuronas que disparan al mismo tiempo fortalecen entre ellas sus conexiones. Muchos neurocientistas consideran LTP como el mayor mecanismo de la plasticidad neuronal y por lo tanto del aprendizaje y la memoria (Science, Diciembre 22 del 2006). El engrosamiento de las sinapsis incrementa el requerimiento energético del cerebro, lo que es preocupante si consideramos que el cerebro es un órgano que consume el 20% de las calorías diarias de la persona. Por otra parte las sinapsis más fuertes también ocupan mayor espacio. Finalmente, demasiado LTP puede saturar las sinapsis, dejándolas imposibilitadas de fortalecerse cuando el cerebro necesita aprender algo nuevo.
El sueño restablece la homeostasis retrotrayendo la fortaleza de las sinapsis. «Este es un rol mucho más importante que potenciar el rendimiento de la memoria», señala Tinoni. «El sueño es un precio muy alto que estaríamos pagando por el benéfico de potenciar en un 15% la memoria”. «Creo que el rol que debe tener el sueño para beneficio de la neurona debe ser mucho más importante«.
También a Siegel le parece absurdo que el sueño le aporte al animal un beneficio que es relativamente modesto como es consolidar la memoria, frente al riesgo de permanecer sin respuesta por horas cada día. «No concibo que exista alguna conexión entre el sueño y la memoria» dice Siegel. Por el contrario, piensa que el sueño es una ayuda para el animal para conservar energía que necesita su organismo y al mismo tiempo permitirle estar inactivo cuando es menos posible encontrar alimento y también es menos probable que se lo coman (en la noche).
LIBRO: Grev Millar: Hunting for Meaning after midnight. Science, 315:1360, 2007.